En el año 1609 Galileo comenzó a usar un instrumento para observar el cielo (aunque ya tenía experiencia observando a ojo desnudo). Registraba todo con dibujos, no había otra forma de hacerlo. Por ejemplo, los dibujos que hizo de los cráteres de la Luna tienen mucho detalle. Sin dudas Galileo cambió la forma de hacer investigación en astronomía y en otras ciencias. El telescopio de Galileo fue un instrumento con lentes, muy rudimentario, que se fue mejorando con el tiempo. Se construyeron lentes de hasta un metro de diámetro, como el del Observatorio de Yerkes. La construcción de lentes es difícil, porque absorben parte de la luz que la atraviesa y la distorsionan. Estos telescopios no eran muy efectivos.

A mediados del siglo XIX se comenzaron a usar espejos para los telescopios. Estos espejos se construían de manera artesanal. La técnica de tallado y pulido de los espejos se fue mejorando y hoy se pueden construir espejos de hasta ocho metros de diámetro. También se mejoraron las monturas, los soportes de los espejos y el movimiento de los telescopios. Se automatizaron y actualmente se pueden manejar de modo remoto. Así como se puede observar remotamente, ya muchos telescopios observan solos. Se les carga un programa y lo hacen sin participación constante de un operador. Esto ocurre con los telescopios que hacen recorridos del cielo y también los que tienen observaciones específicas. Se llama observación automática. Durante mucho tiempo se observó con el ojo, más tarde se usaron placas fotográficas, fotómetros, polarímetros y actualmente se usan cámaras digitales. Hay cámaras que pueden observar radiación no visible para el ojo humano. Estas cámaras son mucho más efectivas que las placas fotográficas.

A partir de la década del 60 se comenzaron a desarrollar los telescopios espaciales, que abrieron ventanas de observación porque hay radiación que es absorbida por la atmósfera y no llega a la superficie terrestre. Estos telescopios se manejan remotamente y casi todos funcionan de manera automática.

Con toda la tecnología aplicada a los telescopios y a los detectores se obtienen una cantidad enorme de datos, y aunque el procesamiento se hace con computadoras, y muchos de manera automática, no es suficiente. Hay muchos datos sin procesar.

Es necesario que los telescopios automáticos puedan tomar algunas decisiones, como detener el trabajo y cerrar el techo si el clima no está bueno o decidir qué objeto observar de acuerdo con la calidad del cielo. Los datos, aunque sean del mismo instrumento, no son siempre iguales y a veces el procesamiento automático no da buenos resultados. Para resolver estos casos se está usando la inteligencia artificial. Se trata de que el programa pueda tomar decisiones en casos en que hay algo diferente y los datos no sólo se obtienen procesados, sino también ordenados y clasificados.

Los astrónomos tienen cada vez más datos, y cada vez más datos procesados. ¿Serán reemplazados por computadoras en un futuro próximo? Seguramente no, los objetos del cielo son muy diferentes unos de otros, con los nuevos instrumentos y las nuevas tecnologías se descubren permanentemente cosas nuevas y los datos tienen que ser interpretados por los astrónomos para poder obtener resultados de calidad. Cada vez hay más datos disponibles y más trabajo para hacer.

Es importante que los astrónomos usen toda la tecnología disponible, pero nunca pierdan el entusiasmo por mirar el cielo con sus ojos, con o sin telescopio, como lo hacía Galileo.